miércoles, 25 de febrero de 2009

Enemiga intima



En espejos, ventanas y gotas me busco. El reflejo es más nítido que la mujer que habito. No me encuentro y los huecos continúan vacíos.
Luché callada y paciente por una soledad que me va diluyendo. Luché por mi propio verdugo y ya no me río de la ironía.
Si cierro los ojos un ángel gris llenará mi habitación de plumas y lágrimas. Los cierro y me arrodillo. Tanteo con dedos ansiosos. Por fin la encuentro, la lágrima que me mostrará quién soy en realidad. Despego los párpados, en ella mi imagen: desde dentro de un ojo gigantesco una niña pequeña sonríe irónica.

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